Un Blog de Elizabeth Conte Chassin-Trubert

sábado, 31 de diciembre de 2011

ELEGÍA DE UN PARQUE

Alexis Pérez-Luna (1949). Fotógrafo venezolano.




ELEGÍA DE UN PARQUE









Se perdió el laberinto. Se perdieron
todos los eucaliptos ordenados,
los toldos del verano y la vigilia
del incesante espejo, repitiendo    
cada expresión de cada rostro humano,
cada fugacidad. El detenido
reloj, la entretejida madreselva,
la glorieta, las frívolas estatuas,
el otro lado de la tarde, el trino,
el mirador y el ocio de la fuente
son cosas del pasado. ¿Del pasado?
Si no hubo un principio ni habrá un término,
si nos aguarda una infinita suma
de blancos días y de negras noches,
ya somos el pasado que seremos.
Somos el tiempo, el río indivisible,
somos Uxmal, Cartago y la borrada
muralla del romano y el perdido
parque que conmemoran estos versos.




Jorge Luis Borges



De: Los conjurados (1985)



viernes, 30 de diciembre de 2011

LOS JUSTOS




LOS JUSTOS






Anselm Feuerbach, pintor alemán (1829 – 1880)- Paolo y Francesca






Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso
     ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le
     agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto
     canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan la razón.
Esa personas, que se ignoran, están salvando el mundo.




Jorge Luis Borges


De: La cifra (1981).

jueves, 29 de diciembre de 2011

UN PATIO



UN PATIO




Cesáreo Bernaldo de Quirós (1879-1969). Pintor argentino. De noche en la plaza.




Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.




Jorge Luis Borges


De: Fervor de Buenos Aires (1923).

EL REMORDIMIENTO




EL REMORDIMIENTO






Vladimir Paroshin (1950). Pintor ruso. Transeunte







He cometido el peor de los pecados
Que un hombre puede cometer. No he sido
Feliz. Que los glaciares del olvido
Me  arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
Arriesgado y hermoso de la vida,
Para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
No fue su joven voluntad. Mi mente
Se aplicó a las simetrías porfías
Del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.


Jorge Luis Borges


De: La moneda de hierro (1976)



sábado, 24 de diciembre de 2011

BLAKE



BLAKE


Martin Johnson-Heade, pintor estadounidense (1819 – 1904) –The white rose






     ¿Dónde estará la rosa que en tu mano
      prodiga, sin saberlo, íntimos dones?
     No en el color, porque la flor es ciega,
     ni en la dulce fragancia inagotable,
     ni en el peso de un pétalo. Esas cosas
     son unos pocos y perdidos ecos.
     La rosa verdadera está muy lejos.
     Puede ser un pilar o una batalla
     o un firmamento de ángeles o un mundo
     infinito, secreto y necesario,
     o el júbilo de un dios que no veremos
     o un planeta de plata en otro cielo
     o un terrible arquetipo que no tiene
     la forma de la rosa.




Jorge Luis Borges
 


De: La cifra (1981)


martes, 15 de noviembre de 2011

EL SUR



EL SUR





Rafael Romero Barros, pintor español (1832 - 1895) - Paisaje de luna




Desde uno de tus patios haber mirado
las antiguas estrellas,
desde el banco de
la sombra haber mirado
esas luces dispersas
que mi ignorancia no ha aprendido a nombrar
ni a ordenar en constelaciones,
haber sentido el círculo del agua
en el secreto aljibe,
el olor del jazmín y la madreselva,
el silencio del pájaro dormido,
el arco del zaguán, la humedad
—esas cosas, acaso, son el poema.



Jorge Luis Borges

De: Fervor de Buenos Aires (1923)

viernes, 4 de noviembre de 2011

UN LOBO






UN LOBO





Sefa Guerrero - Lobo





Furtivo y gris en la penumbra última,
va dejando sus rastros en la margen
de este río sin nombre que ha saciado
la sed de su garganta y cuyas aguas
no repiten estrellas. Esta noche,
el lobo es una sombra que está sola
y que busca a la hembra y siente frío.
Es el último lobo de Inglaterra.
Odín y Thor lo saben. En su alta
casa de piedra un rey ha decidido
acabar con los lobos. Ya forjado
ha sido el fuerte hierro de tu muerte.
Lobo sajón, has engendrado en vano.
No basta ser cruel. Eres el último.
Mil años pasarán y un hombre viejo
te soñará en América. De nada
puede servirte ese futuro sueño.
Hoy te cercan los hombres que siguieron
por la selva los rastros que dejaste,
furtivo y gris en la penumbra última.




Jorge Luis Borges


De: Los conjurados (1985).






sábado, 24 de septiembre de 2011

LA ROSA





LA ROSA




Antonio Molla Lorente. Pintor español. Rosa limón




A Judith Machado




La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín en la alta torre,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.




Jorge Luis Borges



De: Fervor de Buenos Aires (1923)







martes, 13 de septiembre de 2011

POEMA DE LOS DONES



POEMA DE LOS DONES


A María Esther Vázquez





Joseph Nash, pintor inglés (1809 –1878) - The Library at Windsor Castle





NADIE  rebaje a lágrima o reproche 
Esta declaración de la maestría
De Dios, que con magnífica ironía
Me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños
A unos ojos sin luz, que sólo pueden
Leer en las bibliotecas de los sueños
Los insensatos párrafos que ceden
 Las albas a su afán. En vano el día
Les prodiga sus libros infinitos,
Arduos como los arduos manuscritos
Que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
Muere un rey entre fuentes y jardines;
Yo fatigo sin rumbo los confines
De esta alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
Y el Occidente, siglos, dinastías,
Símbolos, cosmos y cosmogonías Brindan los muros, pero inútilmente.
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
Exploro con el báculo indeciso,
o, que me figuraba el Paraíso
Bajo la especie de una biblioteca.
Algo, que ciertamente no se nombra
Con la palabra azar, rige estas cosas;
Otro ya recibió en otras borrosas
Tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
Suelo sentir con vago horror sagrado
Que soy el otro, el muerto, que habrá dado
Los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
De un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra Si es indiviso y uno el 
anatema?

 Groussac o Borges, miro este querido
Mundo que se deforma y que se apaga
En una pálida ceniza vaga
Que se parece al sueño y al olvido.


Jorge Luis Borges


De: EL HACEDOR (1960)


Escúchelo en la voz del autor, con una breve explicación previa



lunes, 5 de septiembre de 2011

EL ORIENTE



EL ORIENTE




David Roberts (1796 - 1864). Pintor escocés. Procession past the Tombs of the Khalifs, 1846






La mano de Virgilio se demora
Sobre una tela con frescura de agua
Y entretejidas formas y colores
Que han traído a su Roma las remotas
Caravanas del tiempo y de la arena.
Perdurará en un verso de las Geórgicas.
No la había visto nunca. Hoy es la seda.
En un atardecer muere un judío
Crucificado por los negros clavos
Que el pretor ordenó, pero las gentes
De las generaciones de la tierra
No olvidarán la sangre y la plegaria
Y en la colina los tres hombres últimos.
Sé de un mágico libro de hexagramas
Que marca los sesenta y cuatro rumbos
De nuestra suerte de vigilia y sueño.
¡Cuánta invención para poblar el ocio!
Sé de ríos de arena y peces de oro
Que rige el Preste Juan en las regiones
Ulteriores al Ganges y a la Aurora
Y del haiku que fija en unas pocas
Sílabas un instante, un eco, un éxtasis;
Sé de aquel genio de humo encarcelado
En la vasija de amarillo cobre
Y de lo prometido en la tiniebla.
¡Oh mente que atesoras lo increíble!
Caldea, que primero vio los astros.
Las altas naves lusitanas; Goa.
Las victorias de Clive, ayer suicida.
Kim y su lama rojo que prosiguen
Para siempre el camino que los salva.
El fino olor del té, el olor del sándalo.
Las mezquitas de Córdoba y del Aksa 
Y el tigre, delicado como el nardo.
Tal es mi Oriente. Es el jardín que tengo
Para que tu memoria no me ahogue.




Jorge Luis Borges


De: LA ROSA PROFUNDA (1975)
                              


jueves, 25 de agosto de 2011

EDGAR ALLAN POE



EDGAR ALLAN POE

Abigail Larson. Ilustradora estadounidense. Edgar Allan Poe





POMPAS de mármol, negra anatomía
Que ultrajan los gusanos sepulcrales
Del triunfo de la muerte los glaciales
Símbolos congrego. No los tenía.

Temía la otra sombra, la amorosa,
 Las comunes venturas de la gente;
No lo cegó el metal resplandeciente
Ni el mármol sepulcral sino la rosa.

Como del otro lado del espejo
Se entregó solitario a su complejo
Destino de inventor de pesadillas.

Quizá del otro lado de la muerte,
Siga erigiendo solitario y fuerte
Espléndidas y atroces maravillas.


Jorge Luis Borges



De: El otro, el mismo (1964)



miércoles, 24 de agosto de 2011

EL GOLEM.



El GOLEM




Max Beckmann, pintor alemán (1884 -1950) - Sinagoga








Si (como el griego afirma en el Cratilo) 
El nombre es arquetipo de la cosa, 
En las letras de rosa está la rosa 
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

Y, hecho de consonantes y vocales, 
Habrá un terrible Nombre, que la esencia 
Cifre de Dios y que la Omnipotencia 
Guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron 
En el Jardín. La herrumbre del pecado 
(Dicen los cabalistas) lo ha borrado 
Y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre 
No tienen fin. Sabemos que hubo un día 
En que el pueblo de Dios buscaba el Nombre 
En las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga 
Sombra insinúan en la vaga historia, 
Aún está verde y viva la memoria 
De Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe, 
Judá León se dio a permutaciones 
De letras y a complejas variaciones 
Y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,

La Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio, 
Sobre un muñeco que con torpes manos 
Labró, para enseñarle los arcanos 
De las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos 
Párpados y vio formas y colores 
Que no entendió, perdidos en rumores 
Y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros) 
Aprisionado en esta red sonora 
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora, 
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen 
A la vasta criatura apodó Golem; 
Estas verdades las refiere Scholem 
En un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo 
"Esto es mi pie; esto el tuyo; esto la soga." 
Y logró, al cabo de años, que el perverso 
Barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía 
O en la articulación del Sacro Nombre; 
A pesar de tan alta hechicería, 
No aprendió a hablar el aprendiz de hombre,

Sus ojos, menos de hombre que de perro 
Y harto menos de perro que de cosa, 
Seguían al rabí por la dudosa 
Penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem, 
Ya que a su paso el gato del rabino 
Se escondía. (Ese gato no está en Scholem 
Pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales, 
Las devociones de su Dios copiaba 
O, estúpido y sonriente, se ahuecaba 
En cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura 
Y con algún horror. ¿Cómo (se dijo) 
Pude engendrar este penoso hijo 
Y la inacción dejé, que es la cordura?

¿Por qué di en agregar a la infinita 
Serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana 
Madeja que en lo eterno se devana, 
Di otra causa, otro efecto y otra cuita?

En la hora de angustia y de luz vaga, 
En su Golem los ojos detenía. 
¿Quién nos dirá las cosas que sentía 
Dios, al mirar a su rabino en Praga?



Jorge Luis Borges



De: EL OTRO EL MISMO  (1964)




Escúchelo en la voz del autor